Nunca le había encontrado tanto sentido a esta frase como en este principio de 2009. Y es que con la llegada de los buenos propósitos de siempre, este año están llegando realidades importantes que mejoran la vida de los que me rodean.
Una de mis mejores amigas se muda esta noche a su casa y para estrenarla se va a preparar su cena favorita y se va a tomar su primera copa de vino en su hogar. Ese es uno de los grandes momentos de la vida y por eso creo que es importante vivirlo solo. Luego ya habrá tiempo de llenar la casa de familiares y amigos, pero esa primera noche no se olvida. Descubrir por primera vez como suena el silencio y los ruidos de tu casa, el sonido de tus muebles, de tus paredes...
Otra de mis niñas está empezando a caminar sola, y se sorprende a sí misma a diario. Es como un bebé que lo vive todo con la intensidad de la primera vez. Y la verdad es que viéndola creo que es la primera vez que la veo, no porque antes no la mirara, sino porque ella no estaba. Le espera un año maravilloso a ella y a quienes la rodeamos. Es muy ilusionante.
Y hablando de niños, este año voy a ser tía otra vez, y me sigue sorprendiendo enormemente el proceso natural de la creación. Es mágico! Y tengo tantas ganas de que llegue que se me están haciendo eternos estos meses... Y eso que no soy yo la que lo lleva dentro. El día que me toque a mí espero haber aprendido a tener paciencia porque sino creo que me volveré un poco insoportable.
En general, este 2009 está siendo un año de cambios, y aunque algunos a priori nos parezcan negativos, estoy convencida de que en unos meses, al hacer balance de lo que da de si este nuevo año, los cambios formarán parte de lo positivo. Por que si algo he aprendido durante estos últimos años, es que lo importante en esta vida no es lo que te sucede sino cómo lo afrontas. Y no puedo estar más de acuerdo con esta afirmación. Así que, pongamos buena cara y buenas intenciones para todo lo que nos devenga este año y seguro que saldremos fortalecidos y más felices de él.
