domingo, 4 de abril de 2010

SEMANA SANTA DE PASIÓN

Pasión por mi vida y por todo lo que la forma.
Soy muy afortunada y tengo todo lo que necesito para ser feliz.
Por ello, esta semana santa la estoy disfrutando con mucha pasión por la vida, la que ya tengo y la que va a empezar.
La de mi sobrina María. Primera hija de mi única hermana.
Tengo muchísimas ganas de verle la carita.
De ver cómo es.
Cómo respira.
Cómo duerme.
Cómo sonríe y cómo llora.
Y ver la cara de mi hermana viendo a su hija.
Y la cara de mis padres viendo a su nieta.
Viéndolos jóvenes otra vez.
Nerviosos como cuando ellos nos tuvieron.
Ansiosos por el momento de cogerla en los brazos.
Me imagino a mi padre, de arriba para abajo.
Esperando.
Mirando el reloj.
Echando de menos aquellos cigarros negros que se fumaba y que le despistaban la ansiedad.
Sonriendo al mirarme a los ojos porque sabe lo que pienso.
Y mi madre.
Con esa paz que tanto envidio.
Con ese control sobre la vida que admiro, y que, a pesar de su empeño por dejárnoslo en herencia, se ha quedado en una virtud de deseo.
Y mi chico.
Mi apoyo.
Mi amor.
Mi acompañante.
En este y en todos los momentos desde que decidimos vivir la vida juntos.
El que ya sabe lo que es que un hermano te de un sobrino.
El que sabe que anhelo que me de un hijo.
El que, estoicamente me mirará, soportando con todo el amor que alberga mi cara de envida sana porque yo quiero uno.
Y lo quiero de él.
Y mis amigas.
Casi todas ellas estrenadas ya en el maravilloso papel de tías.
Con quienes me ilusioné.
Y quienes se ilusionarán conmigo.
Una nueva vida siempre es motivo de felicidad.
Y en mi vida viene a completarla.
Bienvenida a nuestra familia María.
Te va a encantar.
Y aunque todavía no has nacido, ya te quiero.
Mi primer beso para ti.
Smuaks