jueves, 15 de mayo de 2008

Una más en la familia


¡Qué curiosa es la vida! 
Mientras en esta parte de mi mundo 
la vida transcurre de una forma pausada, 
sin demasiadas alteraciones,
excepto las mentales (que no son pocas), 
en Rotterdam una de mis mejores amigas prepara con cariño la bolsa que mañana se llevará al hospital donde le van a provocar el parto. 

Y tiene miedo. 

Normal. 

¿Quién no lo tendría en su lugar?

Y no sé qué decirle para tranquilizarla.

Intento ponerme en su lugar, 
pero me doy cuenta de que eso es imposible.
Yo me levanto del sofá sin cargar ningún peso,
me veo los pies y los tobillos,
nada me presiona con fuerza el pubis 
y me machaca los riñones,
no estoy sujeta a una terrible sensación de claustrofobia 
por estar encerrada en mi propio cuerpo y no poder huir, 
no sé lo que se siente cuando no sabes 
cómo va a salir lo que llevas dentro, 
ni si es soportable el dolor que te producirá durante su viaje,
si todo saldrá bien a la primera 
y tras la lucha tendrás tu recompensa
con esa parte de ti pegada ahora a tu piel, 
viéndola por primera vez, 
sintiéndola, 
y sintiendo que tu vida es mucho mejor con ella.

No sé cómo pesa la responsabilidad de ser madre,
no me acechan las dudas sobre mi capacidad para educar, 
pero lo que sí sé, es que algún día 
quiero tener cada una de estas sensaciones y
poder experimentar en mi propia piel 
el milagro y el sueño de tener un bebé.

Suerte pequeña, todo va a ir bien.

Te quiero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

si puedes escribir , con ese sentimiento y sencillez, podrás ser una gran madre cuando lo decidas...
muy bueno tu blog...
voy leyendolo poco a poco